domingo, 24 de mayo de 2015

#La Ronda 33. La Realidad Cervecera de tu ciudad

De nuevo la #Ronda, esta vez organizada por el amigo y socio Pau, y sólo por eso y por el número en cuestión (la edad en la que resucitó Cristo) no se me ocurría mejor motivo para 'resucitar' un 'blog' aletargado (trabajo, familia, pereza, sueño...) demasiado tiempo.


Así que despejémonos un poco y aprovechemos la jornada de reflexión electoral para retomar esta bitácora con esa interesante disquisición sobre la realidad cervecera de la ciudad en que uno vive y la que se respira en ciudades como Barcelona y Madrid. Esto me permite hablar de dos de las urbes donde he vivido y otra que me encanta, así que voy a desgranar mis opiniones de las mismas, con ciertas comparaciones musicales:

'Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder' ('Gitana Hechicera', Peret)


Barcelona es la ciudad de mi adolescencia y juventud, la que centraba mis salidas nocturnas de mocedad, el referente para alguien nacido a sólo 9 km de ella. Cuando dejé Catalunya, en 1994, la realidad cervecera de la ciudad no era para nada la 'locura' actual. Apenas unos cuantos locales con productos de importación y muy variopintos (tanto los bares, cervecerías, como los productos que dispensaban) y un primer 'brewpub', la Barcelona Brewing Company que acababa de abrir un año antes y que luego descubrí que tenía detrás al mítico Steve Huxley.


Actualmente Barcelona (Catalunya) es el exponente más claro de la revolución cervecera en España, ya sea por número y calidad de locales, de fabricantes, distribuidores, festivales, etc... Desde mi punto de vista las razones son varias... haber empezado antes, el carácter emprendedor de la ciudad y su apertura al turismo a través de la búsqueda de nuevas ofertas, mucha influencia del extranjero, la idiosincrasia local y las ganas de llevar a buen puerto proyectos innovadores... Todo ello suma y actualmente la capital catalana se ha convertido ya en destino cervecero de referencia internacional, lo que contribuye aún más a su expansión. Veremos dónde está el límite! De momento, a disfrutarlo y disfrutarla.

'Al meu país la pluja no sap ploure, si plou poc és la sequera, si plou massa la catàstrofe' ('Al meu país la pluja', Raimon)


La letra de esta canción ('en mi país la lluvia no sabe llover, si llueve poco es la sequía, si llueve mucho la catátrofe) del cantautor de Xàtiva (donde está tomada la foto), era una metàfora sobre la dictadura de Franco y la lengua valenciana pero también actualmente nos sirve para reflejar la actualidad cervecera en Valencia y otras ciudades de la Comunidad Valenciana y retrata perfectamente el carácter valenciano. Llegúe a la capital del Turia por temas laborales y aquí sigo 20 años después. El contraste con Barcelona fue intenso al principio pero me aclimaté bien. El panorama cervecero era similar, apenas unos cuantos locales con oferta variada y también un 'brewpub' que no prosperó. Tampoco era yo entonces un 'beerhunter' o consumidor impulsivo de novedades como lo soy ahora. Me conformaba bien con poco. Lo que sí descubrí en mi llegada a Valencia fue una característica del carácter valenciano denominada 'meninfotisme' y que podría traducirse como una especie de pasotismo o desinterés o simplemente sirve para explicar porque este pueblo es así de desenfrenado y sobretodo sin término medio (cosa que se aplica también al panorama cervecero)



Choca mucho que hasta hace un año y siendo la tercera ciudad de España, los únicos locales cerveceros interesantes fueran una espléndida cervecería italiana, un brewpub norteamericano y otro sueco, y los establecimientos de una franquicia creada por un importador de cervezas belgas (en su mayoría), además de alguna cervecería fuera de lo común como 'Beer' (casi 30 años en la brecha), Fuera de Valencia sí existían cervecerías y locales más interesantes, pero en la ciudad no se defendían ni las marcas locales cuando eran absorbidas por empresas más grandes (Turia por Damm o Aguila por Amstel) existía una gran falta de cultura birrera (aún siendo la cuna de CELCE, club de coleccionismo cervecero).


Todo ello propicia entre otras cosas, que mientras empezaron a nacer tiendas especializadas (algunas de las cuales ya han cerrado), surgieran cervezas artesanas y parecía que se animara la cosa con algún que otro festival (todos ellos de éxito más bien discreto), gran parte de la población siga pidiendo una 'Aguila' cuando la marca ya no existe desde hace más de 20 años, se crea que la 'resucitada' Turia sea una cerveza artesanal, y que el pequeño grupo de adictos cerveceros (aquí ya me había convertido a la causa) nos encontráramos prácticamente aislados. Y de repente... de la nada al todo. En un año 10 locales nuevos (6 de ellos nacidos en tres meses), con gran oferta en sus grifos, con una invasión de actividades para satisfacer a un público especializado (aquellos locos y unos cuantos más que se han sumado) que si puede asistir a esos eventos coincide con los de siempre o bien no lo puede hacer porque en un mismo día hay tres actividades. Mientras algunos de esos locales no acaban de despegar, en otros la clientela se despreocupa de lo que hay pinchado porque realmente no le interesa. Necesitábamos un cambio en el panorama, pero como siempre pasa aquí, todo llegó de la noche al día, de 0 a 200 en 10s, la gran mascletá cervecera!!! esperemos que no quede en mucho ruido y pocas nueces...

'Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir' ('Pongamos que hablo de Madrid', Joaquín Sabina)


Conocí a Madrid tarde y me enamoró. Es una ciudad a la que voy (por una cosa u otra) almenos una vez al año. Tengo familia y amigos allí y la verdad es que cuando regreso, casi no le doy tanta importancia al panorama cervecero (excepto si me junto con algunos 'indeseables') y si eso me
pasa a mí que soy un 'freak' como no le va a pasar a los miles de visitantes que llegan a la ciudad. Madrid es para mí la gran capital, una ciudad con edificios imponentes como tantas otras grandes ciudades europeas, con espléndidos jardines y museos y con una cultura de las cañas que tanto nos gusta a algunos y encadila a otros y que a su vez impide (desde el punto de vista de alguien que no conoce tanto la urbe) crecer a mayor velocidad o con mayor repercusión ese panorama cervecero existente que es muy interesante tanto en variedad de tiendas como de cervecerías.


Servidor cuando va a Madrid va a pasárselo bien y a tomar si puede buenas cañas de esas que sirven por Malasaña o por Chambery en locales castizos, de baldosas en las paredes, con decoración 'previntage' y si puede ser acompañando unos callos, un cocido o un bocata de calamares... Necesito tomar vermú de grifo y pasear por el Madrid de los Austrias y si además descubro un nuevo local (como si fuera difícil) cervecero o no, pues mejor que mejor, pero las prioridades ya las he expuesto y creo que no soy el único. Así de duro, así de simple... 'Madrid me mata'

PD: Perdón por la 'brasa' tanto tiempo de inactividad se nota y cuando se suelta, pues pasa lo que pasa1. Salud y Birras!