Desde hace 6 veranos cultivo la sana costumbre de organizar una 'cata' de cervezas en Penáguila, interior de Alicante, pueblo de mi Sra y de su familia. Aclaro que ni soy un profesional de esto ni mucho menos me lo creo. En realidad se trata de un didáctico ejercicio gastro-alcohólico entre amigos que consiste en probar diferentes birras en un ambiente distendido y relajado. Los primeros años, esta experiencia se redujo a probar 12 cervezas rubias, tipo lager/pilsen pero con el tiempo y en sucesivas ediciones han ido pasando por la mesa y por los paladares de los participantes (10 en nuestro debut, 22 este año) todo tipo de estilos y denominaciones: IPA, Alt, Porter, Stout, trapenses, etc... agrupadas en ternas. La idea es dar a conocer tipos de cerveza que mucha gente no conoce ni ha probado y opinar que tal nos parecen, darles una puntuación, etc, etc..
Esta ocasión y como agosto se presentaba subido de temperatura, decidimos iniciar la 'catadura' con unas cervezas light/bajas de graduación y optamos por Guineu Riner,
que no acabó de gustar (lo suponía) a los presentes a pesar de sus puntuaciones en ratebeer,
Cruzcampo Light y
Saaz, de Damm, que a la postre fue la preferida de la terna. El siguiente triangular lo disputaban artesanas valencianas... a saber... Lluna,
Montmirà Columbretes y
Tyris, que fue la clara ganadora en las votaciones. Para hacer una pausa ante un final de jornada que iba a estar por todo lo alto pudimos degustar 2 cervezas aportadas por asistentes a la cata y que habían sido adquiridas en sus viajes de verano. Fueron
Garimba (cerveza en 'canario'), una artesana de la isla de La Palma, que... ni fu.. ni fa... y Norlands Pils, una rubia noruega que gustó, como era de preveer. Empezaba entonces el plato fuerte, birras de alta graduación envejecidas en barrica como
Old Fohghorn, Samuel Smiths Yorkshire Stingo o Pannepot Vintage Reserva 2005. Sorprendentemente para mí, encantaron al personal, obteniendo 2 de ellas algunas de las máximas puntuaciones de la velada, siendo la Pannepot la preferida de la afición. Para rematar la tarde y antes de la cena, una
Brew Dog Tokio, que con sus 18,2º, era la cerveza más 'heavy' alcoholicamente hablando que ninguno de los presentes había probado y que se quedó en algunos de los vasos. Al final te quedas con la sensación de disfrutar entre copas y entre amigos, de pasar 2 horas, 2 horas y media hablando de cerveza, probando birras, sacando conclusiones, entre un grupo de personas de las cuales el 90 por ciento no suele degustar este tipo de productos y os confieso... lo pasamos en grande. Estáis todos invitados!