Esta entrada es minimamente cervecera, porque habla de un mal trago, el más amargo que seguramente le habrá tocado vivir a mi amigo Juan. Ayer falleció su padre. La noticia me llegó de buena mañana. Al mediodía, al abrir la nevera me di de bruces con esta cerveza y pensé en ellos, en mi amigo y en su padre, que se llamaba Agustín. Sin duda no fue un buen día.
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No lo conocía, pero siendo amigo tuyo, levanto mi copa por él también!
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